domingo, 17 de mayo de 2009

En el archipielago de Valaam

El barco ha zarpado de San Petersburgo al ponerse el Sol, se ha iniciado el viaje navegando por el río Neva en dirección al lago Ladoga. Nada más zarpar se ha oficiado una misa ortodoxa en la terraza de la popa de la nave donde estaba el pope y sus dos acólitos. Sobre la mesa, que hacía las veces de altar, había una patena baja y chata y encima una cruz, al lado una cubeta de metal con agua en su interior, un crucifijo de madera del tamano de un codo, un puñado de velas y una escobilla, ese era todo el material de los oficiantes.

Durante la ceremonia, cada uno de los asistentes sosteníamos una vela fina y larga de esas cera antigua dd color camello. Toda la misa es cantada y lleva muchos santiamenes, el pope estaba todo el rato cantando y removiendo el agua de la cubeta con el crucifijo de madera como si fuera un cucharón. Al cabo del rato, cuando el agua estaba bien removida ha metido la escobilla y ha empezado a rociarnos a todos ¡no veas el remojón que nos ha pegado!

Aún no he podido contar los que somos, pero a ojo, seremos entre 150 y 180 personas, de ellas 30 son americanos y el resto rusos.

De madrugada llega la niebla y cubre el río, es como una dama blanca que todo lo envuelve en sus enaguas lechosas, se aprecia una niebla espesa, muy espesa, tanto que apenas logro ver la barandilla del barco que esta a un par de metros de mi ventana. Con la niebla se acaba el paisaje, esta niebla es como esa clase de mujer absorbente que no deja que mires otras cosas que a ella misma, es tan fuerte la dictadura de esta dama blanca, que el barco ha tenido que detener su andadura.

En este momento no sé exactamente donde estoy, desde mi ventana se ve la orilla del río, el barco navega lentamente, siento y observo como se desliza por un amplio río, tres veces más ancho que el Ebro cuando pasa por Amposta. Las orillas del río están cubiertas por un espesa vegetación compuesta, en su mayor parte, por coníferas que parecen abetos finos y alargados, entre los que se intercalan algunos árboles caducifolios con hojas amarillas, ocres y anaranjadas. Aquí el otoño ya está muy avanzado y casi ha anochecido y no se ve nada fuera de la nave, la oscuridad del entorno llega a ser total, navegamos durante toda la noche y por la mañana nos despertaremos en Valaam Island, un miniarchipiélado de islas dentro del lago Ladoga, en las coordenadas 61:22 norte, muy cerca del círculo polar Ártico.

-Ladoga quiere decir “navegable” porque sus aguas siempre están en calma- En esas islas hay un monasterio fundado en el 992 por dos monjes griegos; German y Sergio. Este monasterio fue destruido en 1163 y se reconstruyó en 1329. Al parecer es un centro religioso muy especial para los rusos, es el Seminario más importante y de mayor prestigio de todas las Rusias.

Toda la noche entre la niebla y, al despertar, más niebla. Pero las dictaduras como vienen se van y cuando el sol empieza a tomar fuerza, eleva a la niebla con el calor de sus rayos y la coloca en su lugar, arriba, en el cielo, junto a sus hermanas las nubes.

Al atracar en el pequeño muelle de la isla, los monjes del Monasterio nos estaban esperando y no precisamente con los brazos abiertos. Me contaba Alexander, mi traductor, que se ha corrido la voz de que un numeroso grupo de nigromantes, astrólogos y otra gente indeseable iba a invadir la isla para no sé que extraños objetivos, hasta tal punto, que han venido dos monjes al barco para pedir explicaciones. Al final se ha definido al grupo como de cristianos ortodoxos, peregrinos y portadores de las mejores intenciones. A pesar de ello nos han advertido de no sacar fotografias del lugar y menos aún de los monjes. Así que mi alma trangresora me ha inducido a planear la manera de sacar fotografías de lo que me resulte interesante..

El programa del sábado consiste en levantarse a las seis de la mañana. Estos rusos están locos, con lo mal que sienta el aire frío a esas horas de la madrugada, ¡por Dios, por Dios! esto es lo más duro para mí - Se desayuna y las ocho de la mañana comienza la primera ceremonia del Congreso con la visita (yo estoy de acuerdo cono los monjes y diría invasión) al monasterio. La verdad, es que a estas horas de la medianoche, (en que estoy escribiendo) no sé si seré capaz de darme ese madrugón para molestar a los monjes.

Pero por la mañana, antes del amanecer ya estoy con los ojos bien abiertos mirando por la ventana de mi camarote, 150 x 90 de ventana en la cuarta planta del barco, exactamente camarote 411. Según mi traductor me han dado camarote de burgués, junto a los americanos y los más privilegiados del crucero. Desde mi ventana se observa un mar, un mar agrisado y extremadamente tranquilo, ni una ola, ni una sola espuma marina, ni olor a mar, la tierra parece haber desaparecido de la vista, a lo lejos, en el horizonte veo alguna ligera protuberancia que puede ser la orilla o alguna isla. Aún no es día y no se ve bien y no estoy del todo despierto. Estoy saboreando un caramelo de café para animarme y tomar el desayuno..

La nave ha atracado en una especie de puerto de amarre situado entre tres islotes recubiertos por una espesa vegetación. En lo alto de la isla mayor se observa una cúpula dorada acabada en pico fino con una cruz en el final. Me cuenta Alexander que este es uno de los lugares más sagrados y respetados de Rusia, dice que aquí se traducía a Raimundo Lull y otros pensadores. -Llaman por megafonía para iniciar la ceremonia del Congreso de Urania.

Se iza la bandera, de color azul oscuro, con el símbolo y el nombre de Urania y empieza el desembarco o la invasión de la isla, que tiene una extensión de 28 kilómetros cuadrados y está habitada en la actualidad por una comunidad de monjes compuesta por 150 religiosos de la más alta ortodoxia, más o menos el mismo número de invasores.

La vegetación de la isla está basada en las coníferas de hoja perenne, además hay robles, olmos de gran tamaño y otros árboles caducifolios de hojas doradas, rojizas, amarillas y anaranjadas. Entre el verde intenso de las coníferas destacan las hojas amarillas y doradas de los olmos y otras especies que desconozco. El Sol ilumina con fuerza, pero desde baja altura del horizonte, de tal manera que la luz penetra en lo frondoso del bosque y extrae un colorido especial que contrasta con las aguas del lago, que a su vez reflejan el bosque de colores.

Este lugar disfruta de un clima especial, mucho más cálido que en las orillas o a mil kilómetros al sur. Es el lago más grande de Europa y sus aguas sirven como reserva de calor a estas islas, pero los monjes dicen que este lugar está protegido por el manto de la Virgen y que por eso es más cálido, frondoso y de suelo extremadamente fértil. Cultivan 89 variedades de manzano, perales y cerezos y este año han tenido una cosecha de calabazas que pesaban más de cuarenta quilos cada una.............

Cada año la tierra de éstas islas se levantan unos milímetros sobre el nivel de las aguas, cada año la superficie es mayor porque la plataforma continental tiende a elevarse en esta zona, al principio eran cuarenta islas y en la actualidad ya hay cincuenta.
.
Este archipiélago está compuesto por una isla grande y otras cuarenta y nueve más pequeñas situadas al norte del lago. Esta zona perteneció a Suecia y, hasta después de la revolución rusa, perteneció a Finlandia. Este lugar se encuentra a una latitud superior Helsinky y sin embargo el clima es mucho más benigno que en San Petersburgo.

En la isla grande, sobre un promontorio que lleva el nombre de Monte Carmelo, está construido el Monasterio principal, luego hay diez ermitas con iglesia de cúpula dorada, trece capillas y otras quince ermitas menores diseminadas por la isla grande, salvo una en especial, la de máximo retiro y ayuno que está en otro islote, es la ermita con capilla de Todos los Santos y sólo se permiten visitas el dia de Todos los Santos, cuando se visitan los cementerios y se agasajan a los muertos, sólo ese día pueden hablar y recibir a otras personas como peregrinos.

El monasterio tiene capacidad para 500 monjes, pero en la actualidad la habitan no más de 150. - Me ha llamado la atención al ver en el templo un par de mujeres limpiando los candelabros. Estos candelabros son de pié, de color dorado, tienen en la parte alta una especie de plato donde se agrupan de tres en tres los posadores de las velas, son como dedales boca arriba, donde se introducen las finas velas, cada candelabro tiene 18 velas y en el centro, atravesando el palo tiene una vela más gruesa que es de donde se encienden las finas, he contado un total de 22 candelabros dorados. Estas mujeres limpiaban cuidadosamente cada uno de ellos. Eran delgadas, el rostro blanco y alargado con lánguidos ojos de color azul, parecían clónicas, de edad indeterminada, entre los treinta y los cincuenta, daban la sensación de padecer una profunda tristeza, como si se les hubiera muerto su madre, su marido y su hijo la semana pasada. Pero lo que me ha sorprendido es que hubiera mujeres en el Monasterio, pues me habían dicho que este lugar era como el Monte Athos de Grecia, donde no dejan entran ni mujeres ni animales hembras.
El monasterio, erigido en lo alto de este monte Tabor, está en fase de reconstrucción y recuperación. La torre central y una de las cúpulas, pintadas de azul celeste y dorado, están encerradas entre andamios. El conjunto esta formado por varias construcciones, en primer lugar uno de los pabellones exteriores es mixto, es decir habitan hombres y mujeres. Luego, el siguiente es sólo para los monjes y en el centro se encuentra una especie de basílica donde está el Templo de la Transfiguración de Cristo.

La iglesia tiene dos plantas, la de abajo está restaurada y es de mayor tamaño que la de San Petersburgo, en esta planta es donde acceden los peregrinos y se encuentran unos iconos únicos de la transfiguración de Cristo. En el cuadro central se ve la imagen de un Cristo resurrecto envuelto en el sudario resaltando sobre una estrella roja de seis lados. La cabeza con la aureola, ocupa una de los ángulos de la estrella roja y los pies, el lado opuesto, de tal manera que se ven dos ángulos por cada lado del cuerpo que dan la impresión de ser dos enormes alas rojas. A cada lado del Cristo están uno de los dos santos fundadores; a la izquierda está San Sergio y a la derecha San German.

A la derecha del templo hay una capilla dedicada a la Santa Faz y a la izquierda otra dedicada a San Nicolás. Esto me he resultado curioso, en mi cabeza se han conectado cosas, pues mi ciudad es muy devota de la Santa Faz y cada año se hace una peregrinación al monasterio donde se guarda el paño que tiene marcada con sangre la faz de Cristo. Esa peregrinación parte desde la Catedral de San Nicolás que es donde me bautizaron y está a menos de cien metros de mi casa, por eso me ha llamado la atención.

En esta estancia es donde están los candelabros con las velas que van encendiendo los peregrinos.
En la parte de arriba de esta iglesia, está el Templo de la Transfiguración de Cristo, vedado a los visitantes con la excusa de que están en obras. -Justo al entrar había visto a la izquierda unas puertas que conducían a una escalinata que ascendía, así que aprovechándome de mi natural facilidad para trasformarme en invisible, me he colado escalinata arriba armado con la cámara fotográfica, sabiendo que transgredía.

Al llegar al segundo tramo de escalera, donde nadie se atrevía asubir, la luz se volvía lúgubre allí no había nada restaurado. Las paredes estaban llenas de frescos que nada tienen que ver con los iconos de abajo ni con ninguno de los que he visto en mi vida. Todas las paredes que están aún recubiertas, contienen frescos bellísimos, no me siento capaz de narrarlo por la cantidad y la calidad de los trabajos que hay en estas paredes. La planta es muy similar a la de San Petersburgo, cuatro enormes columnas centrales y un espacio cuadrangular similar, la diferencia está en las pinturas, que son enormes frescos con pasajes bíblicos e imágenes de santos y los techos dorados igualmente recubiertos de imágenes. El techo más conservado era dorado y se ve la imagen de Cristo renacido.

He sacado sigilosamente la cámara y he disparado el interruptor, se ha oído el clic y el ruido del disparo, entonces he escuchado unas voces desde arriba de los andamios. ¡Estaba descubierto!, así que me he movido rápido y he hecho cinco o seis fotos hasta que un fornido monje, con cara de pocos amigos, me ha gruñido claramente para invitarme a abandonar ese lugar. He puesto cara de niño bueno y cuando iba a bajar por la escalera, encima del marco de la puerta, he visto una imagen de la Santa Faz que me ha parecido preciosa. Demasiada tentación para un pobre pecador como yo, así que he sacado rápidamente la cámara fotográfica, y actuando como un japonés del oeste americano he disparado de nuevo mi cámara...clic,,rrrrrccs, ¡me cagonla ! no ha funcionado el flasch. Al fornido monje, con cara y cuerpo de Leo Tauro, no le ha dado tiempo a reaccionar, tres décimas de segundo después, cargo y el flasch y...¡clic!, ¡¡flasch!!, foto. El monje me mira con cara de pegarme un calbote, pero le sonrío y me bajo corriendo las escaleras.

En la salida hay montado una especie de tenderete donde se venden iconos, estampas, campanitas de barro y otros objetos religiosos elaborados en el monasterio. Toda la gente estaba apiñada sobre el mostrador, he visto un grupo de abuelitas que ya me conocía desde el año pasado y me he mezclado rápidamente con ellas para despistar al monje que me perseguía, me he puesto el gorro ruso y he disimulado comprando algunas cositas.

He comprado varios iconos pequeños tallados y pintados sobre madera. Uno es el Ángel de la Guarda - aquí son muy aficionados a los ángeles- Es la imagen de un ángel vestido de blanco y rosa con los puños, el escote y las alas de color dorado, en la mano derecha lleva una cruz ortodoxa y en la izquierda una espada que apunta a la tierra. Otro icono es la imagen de San Nicolás, que muestra un extremado desarrollo craneal a partir de los ojos, luego he visto que aquí a todos los santos los pintan con la frente exageradamente alta y protuberante, es como si asociaran la capacidad craneal o la inteligencia a la santidad, lo que viene a decir que aquí para ser santo hay que ser listo. Otro icono es el Arcángel Miguel, vestido de azul y rojo con las alas doradas y un triángulo dorado en la cabeza. En la mano lleva una lanza tipo jabalina y otro más donde están San Sergio y San German.

Luego he visto un tenderete que tenían colgantes de diferentes piedras, pero me ha llamado a atención un ónix veteado precioso y he comprado los tres que tenían.

Después he podido enterarme a través de Alexandre que las pinturas del Templo de la Transfiguración de Cristo están pintadas por un artista considerado como el Rafael de los ortodoxos y que esa parte de la iglesia no tenia cristales y las paredes con las pinturas se conservaban en relativo buen estado, pero hace unos años, acristalaron el recinto y se produjo una especie de efecto invernadero lo que provocó una catástrofe casi irreparable, pues la pinturas empezaron a desprenderse de las paredes y ahora están en un estado lastimoso.

Al final he podido enterarme de cuál es la famosa oración que buscaba el peregrino ruso, es un breve oración que sale de este lugar, es la que usan en la Iglesia ortodoxa rusa los monjes del mayor grado de ascetismo, los que asumen la promesa del ayuno la oración y el silencio. La oración se repite y dice así.

“ Señor Jesucristo hijo de Dios, apiádate de mi pecador”.

Esta oración se recita día y noche, casi sin pronunciarla, se reza con el alma, la oración sale del corazón, como los dirks sufíes, hasta que duermen con la oración. La repetición de la oración abre la puerta que permite encontrase en Dios. Este es uno de esos lugares privilegiados, objetivamente privilegiados que Dios ha debido guardar para aquellos con quienes quiere tener un encuentro. En este lugar está la oración ecuada y el lugar idóneo para encontrase en Dios.

Al regreso a la nave matriz, he hablado, a través de Alexandre, con Alla Andreieva, la viuda de Daniel Andreiev, el poeta autor de la Rosa del Mundo, en cuyo honor se ha creado la fundación Andreiev que patrocina estos eventos con Urania. Es una mujer de unos 70 años, muy parecida a mi abuela, con el rostro alargado, blanco y muy lleno de arrugas, los ojos azules como el cielo y con una gran viveza de gestos. Hemos hablado de todos los fenómenos que vemos en cielo y ella me ha contado su experiencia con las auroras boreales. Me decía que las auroras no son como las que vemos en fotografía, que en realidad son apariciones que duran pocos segundos y que aparecen y desaparecen y se mueven como si fueran unas culebras en un cielo líquido, que se ven como dragones chinos moviéndose en el cielo y que por eso las culturas del norte llevaron la imagen de los dragones del cielo hasta la China, según ella, los dragones celestes bien podrían haberse originado al observar las auroras boreales...............